viernes, noviembre 11

Toca sincerarse.

Inestabilidad Mental.
Ofrecí mi alma al mismísimo Diablo a cambio de ser lo más increíble de la Tierra. Hice un trueque con mi eternidad, pidiendo una vida terrenal dichosa. Según la mayoría de las religiones es preciso sufrir en vida para disfrutar en muerte, pero a mí la muerte me resulta indiferente. Siendo totalmente sincera, no creo en el paraíso, ni en ese submundo en llamas con cuernos. Aquí es donde mi  confusión aparece, haciendo que me pregunte por qué, hace muchos años, ofrecí eso en lo que no creo, a algo o alguien en quien no creo, a cambio de una pos-vida en la que no creo. Supongo que es más fácil ofrecer lo que no poseemos o creemos poseer, a aquello de lo cual tenemos completa certeza que tenemos.

Años después de aquella fatalista petición, aquel ruego desesperado con lágrimas en los ojos, lo conseguí. No completamente, está claro, pero sí en lo imprescindiblemente necesario de mi petición. Ignoro si fue mi color de pelo, los piercings, mi cambio de estilo o mis 20 kg menos, pero un día sali a la calle y me sentí deseada. Supongo que todos habreis sentido, en alguna ocasión, la dicha que proporciona entrar en un sitio y acaparar todas las miradas.
Después me cambié de pueblo, y el miedo a que ese mágico y frágil efecto pudiese desvanecerse. Nada más lejos de la realidad. Los seres del sexo opuesto se acercaban, me adulaban; me sentía deseada. Pero más tarde, para más confusión, noté el "pero" del Diablo, lo que me ha hecho plantearme si realmente ha existido tal trueque y no se debe a una simple coincidencia. Las féminas no se acercan a mí, ríen a mis espaldas, me matan con la mirada. Siento un vacío en cuanto a la amistad. Llevo 3 meses en este lugar y ninguna ha sido capaz de dar su brazo a torcer e intentar conocer a "la chica nueva". 
¿Es el destino? ¿ya no tengo alma? ¿sufriré entre llamas por toda la eternidad? Lo ignoro, y prefiero seguir  ignorándolo hasta que sople mi último aliento.

Inestabilidad Mental.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que me enamoré de tu blog, chau.